¡No te distraigas! 3 consejos para los caficultores

¡No te distraigas! 3 consejos para los caficultores


En Cuatro Vientos llevamos toda la vida ligados al café, primero como familia y después como empresa. En estos años hemos visto pasar bonanzas, crisis, COVID, paros, nuevos procesos y muchas tendencias que han marcado la vida de miles de caficultores. Y, sin importar las circunstancias, siempre nos queda la misma pregunta:

¿Cómo podemos generar un mayor impacto en nuestra comunidad?

Esa comunidad está formada por los caficultores que nos proveen, nuestros colaboradores directos y las empresas con las que crecemos de la mano.

Hoy quiero enfocarme en los caficultores, en especial en esos que constituyen la mayoría en el Huila y en Colombia: familias con pequeñas fincas de 1 a 5 hectáreas, que producen variedades tradicionales, viven en promedio a más de 1.400 msnm y trabajan hombro a hombro en familia para sostener su finca. De hecho, según cifras de la FNC, el 95,6 % de los caficultores en Colombia posee menos de 5 hectáreas.

El señor de los globos

Quiero empezar con una analogía. En algún pueblo había un señor que vendía globos de colores en la plaza. Eran grandes, brillantes, llamativos. La gente no podía dejar de mirarlos, se acercaba emocionada, los niños pedían uno tras otro. Pero al final, cuando el globo se pinchaba o se escapaba, quedaba solo la ilusión pasajera.

Algo similar ocurre en el café. Muchas veces nos dejamos llevar por lo sensacionalista: precios récord que salen en los periódicos, variedades exóticas que parecen la solución a todos los problemas, o historias de éxito que escuchamos a medias. Y en medio de esa fascinación corremos el riesgo de tomar decisiones no informadas, olvidando que el café, como cultivo y como cultura, se construye a 20 años, no a 20 días.

Con esa idea en mente, quiero compartir tres consejos que, bajo nuestra experiencia, tienen un enorme valor para cualquier caficultor que piense en el largo plazo.

 

 

1) Diversifica, sin olvidar lo esencial

Antes de los años 2010, las fincas cafeteras tenían máximo dos variedades, casi siempre Caturra o Castillo. Después llegó el boom de las variedades especiales y muchos se lanzaron a sembrar Bourbon Rosado, Papayo, Ombligón y otras que, aunque interesantes, no siempre tenían suficiente respaldo en productividad o estabilidad.

Cuando un caficultor nos pregunta qué variedad debería sembrar, solemos devolver la pregunta: ¿qué tienes hoy en tu finca?

La respuesta casi siempre es que tienen 1 o 2 variedades tradicionales y están probando con un nuevo varietal.

Nuestra recomendación es clara:

  • Mantén una base estable con variedades tradicionales productivas, que garanticen ingresos constantes.
  • Experimenta poco a poco con variedades especiales. Recuerda que una siembra es una inversión de 20 años: si en dos o tres años no ves productividad y calidad, no escales la apuesta.
  • Evalúa siempre la relación productividad × calidad: siembra de forma estratégica, no emocional.

Ejemplo claro: el Bourbon Aji ha mostrado buena calidad y demanda, aunque es susceptible a la roya. El Caturra Chiroso, por su parte, se adapta muy bien sobre los 1.800 msnm y combina productividad con calidad. Ambos pueden ser buenas apuestas si se manejan en proporciones adecuadas, sin sacrificar tu base tradicional.


 

2) La importancia de las buenas relaciones

El café es mucho más que un producto. Es una excusa para conversar, para encontrarse, para construir comunidad. Por eso las relaciones humanas en el mundo cafetero son tan importantes como la calidad del grano.

En nuestra experiencia, las relaciones sólidas y de confianza a largo plazo son las que abren caminos. Hemos visto caficultores crecer con nosotros desde el inicio: Alirio Rodríguez, Héctor Zúñiga o Alberto Martínez, entre muchos otros. Son ejemplos de que el trabajo de largo plazo y la claridad en los objetivos generan oportunidades sostenibles.

Consejos prácticos:

  • Conoce bien tu finca: volúmenes, tiempos de cosecha, perfiles de taza.
  • Sé receptivo con las necesidades de tu cliente, y creen objetivos en común. 
  • Investiga a las empresas con las que quieres trabajar y construye relaciones en el tiempo, no en la coyuntura.

El mercado cambia, pero las relaciones verdaderas permanecen.


 

3) Tu finca es una empresa

En Colombia, muchas fincas son heredadas de padres o abuelos. Esa tradición es valiosa, pero también peligrosa si seguimos manejando la finca “a la suerte”. Hoy, más que nunca, una finca debe verse como lo que realmente es: una empresa.

Eso significa:

  • Planificar ingresos y gastos durante todo el año.
  • Medir costos y márgenes, no solo la cantidad de carga que se cosecha.
  • Reinvertir en fertilización, infraestructura y capacitación.
  • Pensar en la finca como legado familiar, sostenible en el tiempo.

Un caficultor no es solo productor: es empresario. Y cuando asume ese rol, logra ordenar su finca, mejorar su rentabilidad y tener un horizonte más claro para las próximas generaciones. Como dice un adagio, “lo que no se mide, no se puede mejorar”


 

Conclusión

Así como en la plaza podemos distraernos con los globos de colores, en el café podemos perder el rumbo persiguiendo tendencias pasajeras. Pero si mantenemos el foco en diversificar con criterio, construir buenas relaciones y manejar la finca como empresa, estaremos sembrando un futuro sólido, más allá de los precios del momento.

Ese es nuestro compromiso en Cuatro Vientos: acompañar a los caficultores a no dejarse llevar por los globos, sino a construir raíces profundas y duraderas.